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Un hombre de más de 80 años padecía la enfermedad de Parkinson. Fue víctima de mala praxis farmacéutica cuando recibió el medicamento equivocado de la farmacia de venta por correo que le había estado enviando su medicación para el Parkinson. El medicamento recetado se parecía al que debía recibir. Tras tomar el medicamento equivocado durante un par de semanas, empezó a sentirse muy letárgico y su ritmo cardiaco se volvió irregular. Le ingresaron en el hospital y tuvieron que ponerle un marcapasos para estimular su corazón y que latiera con regularidad. Tras la operación, se descubrió el error en la medicación. Su médico llegó a la conclusión de que la medicación errónea que recibía era la causante de los latidos irregulares y, como consecuencia, le sometieron a una intervención quirúrgica innecesaria.